¿Por qué hay paro masivo?. (Publicado en Mercados de El Mundo)

Escrito a las 5:24 pm

Aunque parezca difícil de creer, no hay consenso entre los economistas sobre por qué se producen episodios de desempleo masivo involuntario como el actual. De hecho, hasta 1936 en que Keynes publicó su “Teoría General de la Ocupación”, ese fenómeno se declaraba imposible por los modelos económicos vigentes que decían que el equilibrio de pleno empleo se alcanzaba siempre, gracias a que los salarios se ajustaban a la baja para que oferta y demanda se compensaran. Si eso no ocurría, si los salarios no bajaban lo suficiente para hacer rentable la contratación, entonces se trataba de paro voluntario: a ese salario, los trabajadores, sencillamente, preferían no trabajar y dedicarse al “ocio”, olvidando el “pequeño” detalle de que no quedaba claro de qué iban a vivir esos parados voluntarios cuya único patrimonio era y es su capacidad de trabajar.
 Keynes introdujo en la teoría económica algo que Henry Ford ya había descubierto años antes: los salarios tienen un carácter dual en el sistema económico. Son un coste para el empresario y, en calidad de tal, cuanto más bajo mejor, pero, por otro lado, esos mismos trabajadores, conforman la masa de consumidores potenciales de lo producido por el empresario. Por tanto, desde ese segundo aspecto, cuanto mayor sea el salario, más capacidad adquisitiva tendrán, haciendo crecer las ventas y los beneficios de las empresas.
            Un empresario privado estará dispuesto a contratar trabajadores siempre que el valor obtenido por la venta de lo producido por ese trabajador sea mayor, o como mucho, igual, a los costes de fabricación incluyendo su salario. Podría darse el caso de que aún con salarios bajos, si no hay compradores para lo producido, el empresario no tenga interés en contratar asalariados que fabriquen, aunque barato, bienes o servicios que nadie adquiere. Por tanto, puede haber desempleo, no porque los trabajadores se resistan a rebajar salarios, sino porque aquello que produce quien organiza la empresa, no encuentra demanda. En ese caso, el paro sería involuntario ya que no se debe a la resistencia de los trabajadores (sindicatos mediante, o no) para ajustar salarios a la baja, sino que se debe a la incapacidad del empresario para encontrar un ajuste entre el producto que ofrece y lo que demanda el mercado.
            Sin entrar en las implicaciones detalladas de cada situación, hay tres tipos de desempleo: uno, más o menos voluntario, pero otros dos no, el procedente de una insuficiencia general de demanda y aquel debido a una oferta de productos que se ha quedado obsoleta o ha perdido competitividad.
La demanda de trabajo es, así, derivada de la de productos. Solo se contrata trabajadores si el empresario puede vender lo que fabriquen, cosa que no está asegurada de antemano. Por eso, cuando el desempleo procede de escasa demanda efectiva, bajar salarios es contraproducente y por eso, hace falta que el Estado contribuya a sostener la demanda agregada de la economía mediante el gasto público, aunque incurra en déficit temporal.
En economías abiertas, como las nuestras, este análisis se complejiza porque una parte de nuestra demanda proviene, o se satisface, en otros países, a la vez que nuestra producción compite, también en nuestro mercado nacional, con la de otros países. Eso puede alterar los porcentajes de cada causa en la composición del paro masivo. Pero en una crisis de origen financiero, donde lo que se ha roto es el mecanismo de generación de demanda efectiva adicional a través del sobreendeudamiento privado, el paro es, fundamentalmente, involuntario, como consecuencia de una caída brusca de la demanda en un sector (construcción), que se ha trasladado al conjunto de la economía como consecuencia de la quiebra del circuito del crédito.
 Conocer todo esto es importante a la hora de diseñar políticas que combatan el paro masivo que nos afecta. Una estrategia en esa dirección significa hoy tres cosas: mantener la demanda agregada de la economía (no rebajar salarios y no recortar gasto público productivo); mejorar competitividad en el sistema rebajando costes laborales no salariales (cotizaciones sociales) y articular políticas que mejoren la productividad empresarial, reforzando la innovación y la internacionalización para acercar los producto y servicios que se ofrecen,  a aquellos que demanda el mercado. Y todo ello, necesita mantenerse con una adecuada provisión de financiación crediticia bancaria.
Cuando un país padece un episodio de paro masivo, es que tiene un problema económico. Pero cuando el paro masivo se hace, además, permanente a lo largo de varios años, es que tiene, además, un problema de instituciones sociales, es decir, político. Saber donde están los verdaderos problemas, es fundamental para resolverlos mediante reformas. Y si nuestro principal problema es el paro masivo continuado, habrá que buscar soluciones a ese problema y no a otros que pueden ser, también, muy importantes, pero no tan urgentes. Sobre todo si con ello, nos alejamos de las tres líneas de solución arriba esbozadas.
Aquellos confiados en que los mercados, incluso los financieros, toman decisiones racionales en base a la mejor información existente, deben  convencerles de que la mejor garantía para sus créditos es que generemos ingresos suficientes que nos permitan hacer honor a las deudas, en lugar de apretarnos tanto el cinturón que corramos el riesgo de morir asfixiados. Los que somos más escépticos respecto al buen funcionamiento de los mercados nos parece que no debemos plegarnos, sin más, a sus exigencias. Sobre todo porque tras cada ataque, incluso a países que cumplen sus deberes, buscan obtener mayores beneficios subiendo los tipos de interés aprovechando las debilidades institucionales de una construcción europea asimétrica, con moneda única y casi todo lo demás plural.
Desde esa perspectiva, la más urgente de las reformas sería efectuar emisiones centralizadas de eurobonos, compartiendo riesgo toda la zona euro, como ocurre en USA. Hacer pagar a los ciudadanos los problemas que tienen los gobiernos europeos para alcanzar acuerdos entorno a soluciones institucionales adecuadas, no resulta correcto. Porque de esta no salimos ni con menos Estado, ni con menos Europa, sino con un mejor Estado europeo y diagnósticos nacionales más acertados.

5 comentarios

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Antonio
17.01.2011 a las 20:47 Enlace Permanente

En el tema del consumo a mi me parece importante que el consumidor pudiera valorar el coste de sus compras. Al igual que analizamos la balanza internacional, deberíamos llevar a los consumidores a analizar la posibilidad a veces de pagar un poco más para fomentar el pequeño comercio local, que es el que más puestos de empleo crea. Incluso facilitar que ser autónomos sea una opción válida de entrar en el mercado laboral si uno se queda en el paro. Parece que sólo la macroeconomía dirige los movimientos de cada país, pero yo creo que a veces nosotros mismos, las personas de a pie, debemos organizar un poco nuestro gasto. Es habitual que el consumidor tipo al que se tiende cada vez más es aquél que valora, sobre todo, el precio final de la compra, sin valorar otros costes asociados. Prefieren ir a una gran superficie a gastar 100 euros para ahorrar 10 euros comparando dicha compra si se realizara en un establecimiento del pequeño comercio. Creo que los pequeños empresarios y comercios estamos perdiendo muchas ventas y eso se está trasladando a que no contratamos personal porque no vemos futuro, no vemos ventas, y sobre todo no disponemos de financiación para pasar esta etapa de transición. Si viene un pico de trabajo lo asumimos de nuestras propias horas en vez de buscar alguien que nos ayude porque mañana nos tememos que ni tengamos ese trabajo. Las administraciones y medios también están poniendo énfasis en los grandes EREs pero no en los comercios que día a día estamos cerrando por una u otra razón. Para recuperar el mercado del trabajo hace falta apoyar el pequeño comercio, hace falta poner dinero en el mercado, financiación. Hace falta concienciar un poco a la gente para que ellos como consumidores apoyen también el comercio local y las PyMEs, que son los principales generadores de empleo. Porque si los grandes hacen EREs y los pequeños vamos cerrando… dentro de 5 años, cuando la economía se recupere… ¿Quién va a emplear a toda esta gente que ahora está en el paro? Estamos aprendiendo a base de golpes del mercado y por cada trabajador que se va a la calle y por cada pequeña empresa que cierra estamos poniendo un obstáculo en el camino de la recuperación porque perder los puestos de trabajo es relativamente fácil, pero volver a ganarlos todos sabemos que cuesta mucho. Por ejemplo, es posible que un millón de euros salve una empresa y se mantengan 30 puestos de trabajo pero es más fácil que 10.000 euros salven 100 empresas más pequeñas, y se mantengan 100 puestos de trabajo.
Sobre el tema de quedarse en el paro, siempre he pensado que quien se va al paro debe no sólo cobrar sino seguir haciendo algún tipo de trabajo, bien sea social, administrativo o incluso formación, siempre a cambio de ese paro que percibe, sólo así se evitaría el paro voluntario. Por otro lado al menos el trabajador estaría compensando de alguna forma a cambio, bien con la productividad generada o bien con su mejor cualificación.
Disculpe el comentario, queda un poco fuera de contexto pero para algunos de nosotros la macroeconomía es sumar las ventas a final de semana y que los números cuadren sin tener que sacar de nuestros ahorros para que la empresa aguante hasta que pase la tormenta y que nos lo devuelva dentro de unos meses. Aquí llegamos a ser 5 hace varios años y ahora somos 2…

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JJ
18.01.2011 a las 11:37 Enlace Permanente

Una vez más, debo recordar que para tener un mejor Estado Europeo, debemos tener un mejor Partido Socialista Europeo y una vez más, debo recordar que los socialistas estamos en otras historias secundarias y nos olvidamos de lo fundamental…. Mientras no nos centremos en la construcción de un Partido Socialista Europeo fuerte, todo lo que has escrito en el artículo es muy bonito, pero no sirve de nada….

003
Surco
18.01.2011 a las 22:17 Enlace Permanente

Uno de los mejores posts que le he leido.

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de Gregorio
21.01.2011 a las 20:26 Enlace Permanente

14.01.2011

Estimado Jordi:

El otro día estuve leyendo en tu bitácora la entrada en la que te preguntaba “¿Por qué hay paro masivo?” y a pesar que las respuestas que en tu artículo a ti mismo te diste, escrupulosamente se ajustaban a las medidas económicas que convencionalmente es preciso adoptar, a mi entender, por no salir del círculo vicioso en el que pretendemos resolver nuestras calamidades, considero insuficientes.
Sé que tú mismo eres consciente de ello; que cuando por una parte postulas que “es necesario mantener la demanda agregada sin bajar los salarios y por otra, que se necesita mantener una adecuada provisión de financiación crediticia bancaria” estás haciendo un brindis al sol. Eres consciente que “cuando el paro masivo se hace permanente hay un problema en las instituciones sociales; es decir, el problema es político”. No obstante, las alternativas que propones siguen estando circunscritas en el círculo en el que se desenvuelve la una economía convencional que ha demostrado sus insuficiencias. Sugieres que “debemos convencer a los mercados de que la mejor garantía para sus créditos es que generemos ingresos suficientes que nos permitan hacer honor a las deudas, en lugar de apretarnos tanto el cinturón que corramos el riesgo de morir asfixiados”. Pero esto a los mercados les suena como aquel artículo seis de “La Pepa” en el que se mencionaba que los españoles deben ser buenos y benéficos. Hablas de una Europa asimétrica, con moneda única, y en la que todo lo demás se deja en manos de los gobiernos que la constituyen. Con lo cual implicas que como éstos primariamente defiende sus intereses nacionales (sin olvidar los relativos a los partidos que están gestionándolos), el problema trasciende tanto a la buena voluntad, como a los intereses de una comunidad formada por veintisiete naciones y maneras de ponerse de acuerdo. El conflicto está fundamentado en la subjetividad con la que los que conforman una comunidad defienden sus propios intereses. Una defensa personificada en la figura de un Estado que no ve más allá del círculo en el que desarrolla sus actividades. De una forma un tanto temeraria discrepo con Hegel cuando dijo “el Estado es” “Y esto es definitivo” Y sin embargo disiento mucho más con el significado y la representatividad que hogaño han alcanzado los Estados. Ocurre algo similar a lo que acaeció en la Época Feudal. El dinero se ha enseñoreado de los estamentos que supuestamente deberían defendernos, con lo cual ha puesto a su servicio esa subjetividad a la que me referí con anterioridad. Ha conseguido como un logro de la civilización, la idoneidad de una globalización cuyo objetivo principal es una libre circulación de capitales que condiciona a su albedrío el futuro de los países en los que desembarca; y ha logrado que en función de esa subjetividad cegata que nos ha llevado a la ruina, países que todos conocemos y que por tanto no voy a nombrar, hayan considerado como Edén, la existencia de unos Paraísos Fiscales en los que el Capital escapa a todos proyectos que pretendieran practicar aquéllos a los que corrompió. No es cuestión sólo de eurobonos. Es necesario colocarse inteligentemente por encima de los intereses subjetivos. Y en este ámbito, algo tendremos que hacer con la banca.

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Sami Awad
23.01.2011 a las 02:05 Enlace Permanente

En el siglo XIV, cuando los reyes católicos les faltaba dinero para administrar la corona y alimentar a tantos ciudadanos, nunca pensaron en construir un modelo económico viable sino saquearon todo el oro y la plata de las coloñas americanas (capitalismo mercantil) y lo gastaron sin preucoparles el desarrollo económico de España. Hoy, algo parecido pasa. Cuando comenzó la democracia, era preciso atraer inversiones extranjeras, privatizar empresas públicas y depender de los fondos europeos y finalmente entrar en la zona euro para despilfarrar todo el dinero y además ser el segundo país del mundo en déficit de la balanza comercial. A hora, sólo urge emitir deuda pública para respaldar las instituciones financieras de nuestro país a costa de altos intereses que los pagaremos todos. ¿ A qué esperan los «sufridos» bancos y cajas en vender sus activos financieros bajando sus precios y así estabelizando sus balances?. ¿ A caso no es prudente a hora salir de la zona euro para aumentar nuestra actividad económica?. En estos momentos, un euro fuerte nos axfisia y unos activos inmobiliarios ntan caros nos mata. Pero lo más sangrante es lo que los liberales lograron: contraer y empequecer el estado para que no compite con el mercado. Zapatero remató la faena y nos dejó huerfanos.

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