MANUAL PARA INTOLERANTES. Una guía al alcance de trolls y otros totalitarios.

Escrito a las 4:34 pm

Aunque no hay nada nuevo bajo el sol de los intransigentes, se expresen éstos en la calle o en las redes sociales, un repaso a la historia me permite ofrecer un breve manual en once puntos para intolerantes, ejerzan en twitter o en la tertulia del bar de la esquina. Mi intención, como es obvio, consiste en ayudar a desenmascararlos porque estoy convencido de que sin ellos, sin esas actitudes intolerantes que, a veces, nos invaden a todos, estaríamos mejor y más cerca de encontrar soluciones a nuestros graves problemas colectivos.           

Nadie recuerda que ninguna aportación positiva al bienestar de la humanidad haya provenido de la intolerancia, el fanatismo, el populismo, cualquiera de las muchas variantes del fascismo. Y todos recordamos, desde la Roma de Cicerón, la Europa de la guerra de religiones, la Inquisición, las SS,el gulag o el terrorismo yihadista, el mucho daño que los totalitarios han hecho y hacen al ser humano. Sin embargo, ahí están. Surge y resurge en situaciones de dificultad colectiva, como ahora,presentándose como inmaculados ángeles vengadores con presuntas soluciones simples y viejas, para problemas cada vez más nuevos y complejos. Las explicaciones de este curioso fenómeno,  deberemos buscarlas más cerca de Freud y su “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921). Es decir, en el “lado oscuro” de la naturaleza humana, ese que nos conduce a conflictos periódicos, que no aprende de la experiencia, que es inmune a cualquier razonamiento.

            Manual en once puntos

  1. Divide al mundo en dos categorías irreconciliables: “los nuestros” y “los otros”. Y aplica aquella vieja definición: nosotros, conjunto de todos los bienes, sin mezcla de mal alguno; ellos, justo lo contrario.
  2.  Ante cualquier problema, lo primero y más importante es encontrar un culpable, un chivo expiatorio al que trasladar toda la responsabilidad, canalizando todo el enfado colectivo, aunque ello atente contra el sentido común. Evidentemente, el culpable solo puede ser de “los otros”.
  3. Lanza acusaciones, cualquier tipo de acusación, aunque sea una mentira evidente y exige que sea el otro quien se vea obligado a demostrar su inocencia. Mientras tanto, es culpable preventivo.
  4. Deshumaniza al enemigo. Elimina todos los rasgos que le hagan una “persona” individual, concreta y compleja y redúcelo a una categoría: negro, judío, ministro, político, extranjero…
  5. No critiques al enemigo por las acciones que ha hecho, por las que hace o por lo que propone, sino por lo que es. Así evitas cualquier posibilidad de debate racional en torno a hechos, centrándolo todo en insultos personales, negando la posibilidad de enmienda.
  6. No debes de dar nunca razones, ni argumentos que se puedan contrastar (es decir, refutar). Cabalga sobre los prejuicios, las emociones y las bajas pasiones, apelando al cerebro emocional, no racional, de los seres humanos.
  7. Convierte tu debilidad en fortaleza y destruye las fortalezas de tu enemigo. Presume de tu ignorancia, haz gala de tu incultura. No te hace falta y así desarmas a tu enemigo si posee estas cualidades. Cuanto menos sepas de una persona o de un tema, mejor. Así te será más fácil mentir y repetir consignas.
  8. La verdad no existe. El acuerdo no es posible. Por ello, el objetivo es vencer, no convencer. Acosa sin descanso a preguntas, sin atender las respuestas y cambia la pregunta tantas veces como haga falta hasta acorralarle. Gana quien más grita, mas insulta, mas miente. El que calla, pierde.
  9. Eres buena gente, pacífica y sensata. Pero tu enemigo te ha provocado, obligándote a actuar. Recuerda que, como dicen los maltratadores, ellos se lo han buscado al hacer lo que han hecho.
  10. Ocúltate detrás de la masa, en el anonimato, en “la mayoría de la gente”. No se sabe cómo, pero actúa como si fueras la voz detodo el mundo, aunque la evidencia lo contradiga.
  11. Utiliza la culpabilidad colectiva: inmigrantes, gitanos, políticos, extremeños, sindicalistas, empresarios… todos son iguales. Ello contribuye a despersonalizar a tu víctima concreta.

4 comentarios

001
Antonio Díaz
10.10.2013 a las 07:57 Enlace Permanente

Muy buena entrada. Como siempre, con reflexiones inteligentes, alejadas de la demagogia y la simplicidad.

Los intolerantes están por todos lados, en la calle, en los bares, en las tertulias y también en las redes sociales. No hay otro remedio que «convivir» con ellos,pero hay muchas maneras y herramientas para esquivarlos e ignorarlos, incluso en las redes sociales

Te echamos de menos en twitter.

Un abrazo,

002
M. Rodríguez
10.10.2013 a las 11:43 Enlace Permanente

Creo que somos muchos socialistas indignados por vosotros los politicos que nos haceis sentir verguenza ajena. Continuar con vuestra cordialidad, que las urnas ya os lo demostraran abandonar, es de cobardes, incluidas las reedes sociales, vuestros panfletos ya no os los divulgamos porqué no nos fiamos de ustedes.

003
Emilio Garcia Garcia
10.10.2013 a las 15:23 Enlace Permanente

Pues para contrarrestar a los que ejercen a diario esos once puntos, has de volver a twitter. Te echamos de menos tus reflexiones matutinas. Recuerda lo que decía Orwell, en tiempos de mentiras la verdad es un arma revolucionaria. Y poca gente hay que diga tantas verdades como tú, Ministro. Mientras que vuelves a twitter, seguiremos disfrutando de tus articulos y tu blog

004
pululante
12.10.2013 a las 08:09 Enlace Permanente

Yo añadiría «No permitas que los hechos desmonten tus consignas».

Coincido con el anterior. En este país no sobran voces que debatan desde la honestidad intelectual (sea cual sea su orientación política) y no desde el populismo.

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