Reformas, no recortes. (Publicado en Mercados de El Mundo)

Escrito a las 7:38 am

España es el país de la Eurozona que más tarde está saliendo de la crisis, el que mantiene una tasa de paro más alta, el segundo con mayor déficit presupuestario y el primero en el que más ha crecido la deuda pública. Es también el único que habrá aprobado cinco presupuestos en cuatro años de legislatura. El presidenteRajoy justificó esta anormalidad democrática en la necesidad, según él, de asegurar la recuperación económica eliminando incertidumbres para el año próximo. Pues bien, lo que está consiguiendo es todo lo contrario: generar inquietud sobre la necesidad de recortes adicionales en el gasto público para poder cumplir el Presupuesto 2016, en trance de aprobación. Se lo dijo la oposición en agosto en el debate de totalidad, lo ha dicho la Autoridad Fiscal Independiente y se lo acaba de decir la Comisión Europea: no son creíbles ni los ingresos (se sobreestima el crecimiento), ni los gastos (no hay medidas concretas que los avalen), ni el déficit que figura en los Presupuestos que va a aprobar con su rodillo parlamentario. Y ello, pese a que Rajoy ha intentado, sin éxito, presionar al presidente de la Comisión, el conservador Juncker, para suavizar el varapalo que representó el adelanto del informe anunciado por el comisario socialista Moscovici.

De tener razón la Comisión (el Gobierno se limita a negarlo), la acelerada e innecesaria aprobación del Presupuesto para 2016 no solo habrá supuesto una usurpación, poco democrática, de la voluntad del Gobierno que salga de las urnas tras el próximo 20-D, sino que le dejará como herencia la necesidad de estrenarse o bien con un incumplimiento de los compromisos con Bruselas, o bien con la necesidad de acometer unos recortes equivalentes a 10.000 millones de euros, según ha calculado la propia Comisión Europea, ya que el Gobierno rechaza la opción sugerida de rectificar los Presupuestos en el tiempo todavía restante de tramitación parlamentaria. Entre otras cuestiones, porque ello entraría en contradicción con la fecha de las elecciones anunciada por el Presidente Rajoy que se ha visto, así, metido en un lío innecesario, que mancha la buena imagen internacional de España y disminuye su influencia como país serio de la Unión Europea.

Tras el informe de la Comisión se esconde una crítica muy clara: ante la campaña electoral, el Gobierno ha decidido malgastar en regalos fiscales, que espera rentabilizar en votos para el partido del Gobierno, la credibilidad presupuestaria de España. El viejo cliché de anteponer los intereses de partido a los intereses generales, siendo el ejemplo más claro la rebaja fiscal adelantada que se incluye en los Presupuestos. Con ello, ante el impacto positivo que sobre los ingresos públicos está teniendo la recuperación de la actividad económica, el Gobierno ha marcado su preferencia: rebajar impuestos, más a los más ricos, en vez de reducir el déficit, o fortalecer los dañados mecanismos de la redistribución social (subsidios de desempleo) y del Estado de Bienestar (sanidad, educación, dependencia). Es una elección entre prioridades colectivas, de las que establece diferencias claras entre opciones políticas.

La Comisión empieza diciendo que tampoco este año se cumplirá el objetivo de déficit establecido en el 4,2% del PIB para el conjunto de administraciones. A fecha de hoy, conocidas las desviaciones de la Seguridad Social y las de muchas comunidades autónomas cuyos gobiernos anteriores agotaron el margen de gasto, justo antes de las recientes elecciones, no resulta difícil de adelantar, como hacen todos los expertos, un cierre del Presupuesto total, que se conocerá ya en los primeros meses del próximo gobierno, cercano al 5%. A partir de esa base, llegar al 2,8% del PIB comprometido con Bruselas para el año 2016 es, según la Comisión, incompatible con los números y medidas incluidos en el Presupuesto que está a punto de aprobarse, a uña de caballo. Así, el Gobierno habría construido un cuento de hadas presupuestario, en el que todo sería posible: incrementar el gasto, rebajar impuestos y reducir el déficit. Descubierto el juego, la acelerada aprobación de unos Presupuestos increíbles, se convierte en uno de losprincipales factores de riesgo e incertidumbre sobre nuestra economía, todo lo contrario de lo declarado por el presidente Rajoy como justificación para hacer algo tan fuera de lo normal.

Al próximo Gobierno le tocará hacer frente a este grave problema. Porque en lugar de tener manos libres para aprobar el Presupuesto que considere adecuado a las necesidades del país y a las prioridades avaladas en las urnas por los españoles, como las tuvo Rajoy cuando ganó las elecciones en 2011, se encontrará con dos hipotecas: un Presupuesto que no será el suyo y un Presupuesto que no cumple lo pactado con Bruselas, cuando todavía somos un país sometido a vigilancia derivada de los procedimientos de déficit excesivo. Todo ello en medio de fuertes presiones sociales de los colectivos que más han sufrido la crisis y los duros efectos de las políticas aplicadas, así como con la necesidad urgente de acometer otra de las grandes asignaturas pendientes de esta legislatura: el cambio en el modelo de financiación autonómica.

En esas condiciones, los márgenes de actuación del próximoGgobierno serán estrechos y deberán pivotar sobre estas dos líneas de trabajo: reequilibrar ingresos y gastos públicos, orientando la recuperación de la economía al servicio de las mayorías sociales a base de aplicar los incrementos de ingresos públicos a un crecimiento selectivo de los gastos sociales redistributivos y, en segundo lugar, impulsando una batería de reformas estructurales en la economía y en el sector público que no solo incrementen el crecimiento potencial de nuestra economía sino que mejoren la eficacia y los ahorros en la manera en que recaudamos (fraude fiscal) y en que gastamos (evaluación de programas de gasto).

Pocos ciudadanos entienden que en plena euforia oficial sobre la recuperación, el Gobierno tenga que seguir apretándoles el cinturón de lo público. Será la hora de explicar que buena parte de la política sobre los ingresos y los gastos presupuestarios sigue estando conformada desde la ideología. Y que reformas, no es lo mismo que recortes.

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