Otra política, es posible. (Publicado en Mercados de El Mundo)

Escrito a las 3:45 pm

Para los estoicos,  más importante que los acontecimientos, que no controlas, es cómo reaccionas ante ellos, ya que eso sí puedes controlarlo. Hoy, después de Freud, podríamos añadir que además de lo que haces, también es muy importante saber el por qué lo haces y el cómo lo haces. El discurso narrativo que empleas para explicar y justificar tus acciones siempre tiene trascendencia pero, sobre todo, en la actividad pública.
         Todo esto tiene que ver con la España Nueva en que vivimos desde que el pasado miércoles se diera por inaugurada la temporada de recortes duros. De esos recortes que vuelven a situarnos como ejemplo mundial a imitar pero que hacen subir a las bolsas a la vez que sacan a los trabajadores a la calle, demostrando que no podemos dar por definitivamente enterrada la lucha de clases. Aunque la reflexión sobre la responsabilidad de esta crisis empezó analizando cuánta culpa tuvo el mercado desregulado y cuanta el Estado (recuerden que acabo de escribir un libro sobre esto),  el resultado está siendo, no una refundación del capitalismo, sino el clásico “leña” a lo público, mercados intocados e internacional socialista desaparecida.
La tensión entre soberanía nacional y mercados financieros no es nueva. Incluso podemos hablar de que, de tanto en tanto, entran en conflicto de intereses porque unos buscan asegurar sus rentabilidades a corto plazo, mientras otros se fijan más en la solvencia del país a medio. Pero lo ocurrido estas semanas nos obliga a preguntar: ¿Quién manda aquí?
 Es cierto que llevamos años hablando de los problemas planteados por un modelo económico globalizado que se ha desarrollado sin la gobernanza, ni el control adecuado. En parte, los orígenes de la actual crisis están ahí. Pero, aunque Europa haya dado estos días importantes pasos adelante hacia una Unión Económica complementaria de la Monetaria ya conseguida, estamos lejos de tener la seguridad de que las decisiones sobre nuestro presente y nuestro futuro las tomamos los ciudadanos mediante procedimientos democráticos en lugar de algo ignoto, llamado “mercados”, donde los derechos sociales tienen precio y no solo valor.
 Sin embargo, algo falla en los mecanismos de control de las democracias cuando, a veces,  son esos mercados quienes sacan a la luz trampas y equivocaciones cometidas por los estados, como en Grecia.  El viejo concepto de soberanía nacional se deteriora, pues, no solo porque de forma voluntaria vayamos compartiéndola en instituciones supranacionales, sino porque lo erosiona con virulencia eso que llamamos mercados, cuando encuentran condiciones y oportunidades para ello. Como ahora, en España.
         En esta hora difícil, no vale el “ya lo decía yo” o el “ves como tenía razón”. Es verdad que los drásticos recortes actuales son resultado, en gran parte, de no haber hecho antes esas reformas necesarias que hubieran reforzado nuestra credibilidad y solvencia internacional ante quien sea. Pero ahora, ¿qué más da eso? Estamos donde estamos y la mayoría de los ciudadanos y, desde luego, los mercados y los organismos internacionales comparten la necesidad de las medidas adoptadas o de otras muy similares para demostrar que no solo no somos Grecia, sino que estamos dispuestos a no serlo.
         Por tanto, hacemos recortes porque no hemos hecho las reformas a tiempo.  Vale. Pero si los recortes son necesarios y significan que iniciamos otra etapa en la manera en que hemos gestionado la crisis, me permito sugerir algunas propuestas que podrían ayudar a mejorar las cosas.
 Primera, que abandonemos la estrategia seguida hasta la fecha de acumular un conjunto disperso e irregular de medidas y negociaciones, para pasar a la del plan integral y los programas articulados. La sensación de improvisación que tanto está debilitando al Gobierno, se agudiza si las decisiones se trocean y se dispersan en el tiempo en función de las conveniencias políticas. Hablamos de esfuerzos colectivos. Por tanto, pongamos todas las cartas sobre la mesa para que todos podamos ver la aportación de todos al recorte nacional. No vale, hoy los pensionistas y funcionarios, mañana las sicav, pasado el impuesto de patrimonio y luego, los módulos, como ya no vale trocear las reformas laboral, de pensiones o gasto sanitario en lugares y momentos distintos, porque ello hace perder perspectiva y parcela la equidad del dibujo final de sacrificios. Abandonemos la sucesión de medidas dispersas adoptadas al borde del abismo y vayamos a planes anticipatorios, articulados y compensados.
Segunda, que la estrategia de recortes emprendida tiene, como reconoció el Presidente, un impacto negativo sobre el crecimiento económico y la creación de empleo. La consolidación presupuestaria que tenemos que hacer en el estado, pero también en las familias y en las empresas altamente endeudadas, reducirá el vigor de la recuperación. Por eso, es más necesario que nunca la puesta en marcha  de reformas que impulsen nuestra capacidad de crear riqueza y empleo. Reducir costes administrativos y de transacciones, reforma laboral, rebaja de los costes no salariales, evaluación de la eficiencia del gasto público, reestructuración financiera etc son, ahora, tablas de salvación imprescindibles para compensar el menor crecimiento derivado de las medidas de ajuste en el gasto público y privado.
Tercera recomendación, que todo esto se haga en un contexto de gran acuerdo político e institucional. Porque afecta a muchas administraciones, porque necesita un período de implantación superior a lo que queda de legislatura y, sobre todo, porque si hablamos de esfuerzo nacional, como también hizo el Presidente, debe haber una convocatoria nacional de voluntades. Insisto en que nuestro principal problema no es el endeudamiento público sino el privado. Y, ¿cómo le hincamos el diente a ese, sin deprimir más la actividad, por mucho que recortemos el gasto público?
Nada de esto resultará novedoso a los lectores de esta columna. Pero cada día que pasa, es más urgente e imprescindible. Ya que necesitamos a los mercados financieros internacionales para pedirles dinero e inversiones, intentemos mejorar la forma en que reaccionamos a lo que pasa con esos mercados, de acuerdo con los consejos del emperador estoico, Marco Aurelio. Y podemos hacerlo mejor, porque yes, we can!.

5 comentarios

001
magda
17.05.2010 a las 21:15 Enlace Permanente

Noto cierto relajo en su articulo , parece que en vez de estar en una centrifugadora Eropeista estemos en un balneario hablando de lo divino y lo humano.
Entiendo que a UD esto no le afecte mucho , algo si me imagino, pero dese cuenta que el público que tiene Zapatero no es el mismo que UD tiene.
Quiero decir, que nosotros participamos en su blog, hablamos, habla y hasta otra., pero Zapatero nos tiene a 44 millones mirándole a la cara y sacudiéndonos los bolsillos y sacando la pelusa que ha dejado el último céntimo.
No se puede bajar la guardia, no se puede disfraz al lobo de cordero, hay que suministrar más sabiduría a la sociedad.
Parece ser que ahora las medidas tomadas el miércoles son las cojo medidas y que Zapatero ha sido muy valiente, y todo este numerito financiero para llegar a esto.
Pero le voy ha decir yo quien ha sido valiente en este cuento, han sido valientes todas las amas de casa que cuentan los euros de «a uno», los dependientes que muchos no llegaran a ver la ayuda, los hijos de los trabajadores entre 40 y 55 años que han perdido su trabajo y han dejado a sus hijos solo con la ilusión partida, los miles de personas socialistas que pensamos que no hay derecho que nos destruyen la ideología una vez más.
¡Pánico! tenemos ¡pánico!, porque UD el 6 de febrero nos dijo que no estábamos tan mal, y muchos no dábamos crédito, Botin nos adelanto que esto iba de maravilla, estamos en el puente Sñr Sevilla, en el puente de la Europa de los 27.
Tienen la obligación moral de sacarnos de esta, nadie tiene derecho de arrebatar nuestro dinero ni nuestra feliclidad.

002
Vicho
18.05.2010 a las 08:42 Enlace Permanente

«¿Quién manda aquí?»

Como dice Dani Rodrik [1], hay que elegir dos elementos entre: globalización, democracia y estado. Por ahora mantenemos los estados y tenemos globalización económica, por lo que sacrificamos democracia. Podemos elegir los gobernantes de España, pero no a los que gobiernan a estos.

[1] http://www.project-syndicate.org/commentary/rodrik43/English

Esto debería cambiar.

003
enric domenech
19.05.2010 a las 14:37 Enlace Permanente

Si el padre no responde al grito de dolor del hijo, y tampoco puede hacer nada por él, entonces … ¿Qué hacer?

No sirve, en efecto, aquello de ‘ya te lo dije’, o ‘se veía venir’. Ya no estamos en ese escenario.

Se pudo haber aprovechado mejor ‘Zurbano’, o simplemente, ¡aprovecharlo!.

Un líder débil en la oposición, y un líder tocado en el gobierno, no son el mejor de los escenarios. Pero no olvidemos, que a pesar de la tendencia ‘presidencialista’ que arrastra la mentalidad americana, y la falacia del ‘salvador’. Nadie va a venir a salvarnos; o si lo prefieres, más claro: ¡sólo tú puedes salvarte!

Al común de los mortales, lo que les hace falta es una luz al final del camino, que les oriente en este duro camino hacia la salida del túnel de la crisis sistémica.

Un amigo y compañero de estudios (Picazo), me apuntaba hace algunas décadas, que cuando toó el timón de una ‘cooperativa’ salida de un concurso de acreedores, les planteó a los trabajadores No cobrar mas que un 50 % del salario durante algunos meses, hasta ver reequilibrado el balance. O pasar casi del aire, o pasar a engrosar las colas del paro.
Primero, tuvieron que asumir la realidad. Luego, convencerse de cual era la salida; y finalmente, arrimar el hombro y depositar la confianza en un ‘orientador’ en este magma candente.
Creyeron en ellos mismos, sufrieron, se sacrificaron, y salieron adelante. Garantizaron y consolidaron unos puestos de trabajo en un sector en plena ebullición de cierres patronales.

Parece que a río revuelto se quieren aplastar derechos y garantías sociales. Y seguimos con la paja en el ojo ajeno.

Es muy ilustrador la situación del máximo representante de la patronal. Llora de haber hipotecado su ¿casa?, o de que los acreedores se abalancen sobre él y sus empresas; pero ¿Y las cientos de familias que se acuestan con la incertidumbre de cómo pagar el colegio, o el bus de sus hijos, o la hipoteca de su casa?.

Si yo adelgazo, ponte tu a régimen.

Y es que da ganas de decir, muy educadamente… ¡Usted primero! (que yo ya tengo un pie fuera).
O como decía la ‘mula sabia’ de Llach: ¡corre tú, que a mí igual me van a cargar el lomo!.

hasta otra,

enric doménech

004
Pedro ANDRES
21.05.2010 a las 15:21 Enlace Permanente

Jordi: No tengo tiempo de escribir todo lo que siento y trataré sólo de hacer alguna reflexión personal que pueda servir a alguien, tu incluido.
-Un paquete mejor estructurado y presentado podría haber servido a los mercados(con los déficits QUE LES OBSESIONAN) y al crecimiento de la economía mejor que lo vivido desde la semana pasada, evitando la drasticidad de algunas medidas y su enorme coste social y electoral.
-Dentro de ese mejor paquete, por ej., una congelación, incluso plurianual, del sueldo de los funcionarios podría equivaler en resultados de distinto tipo a la machada elegida. Creo que hay una diferencia cualitativa importante entre ambas opciones. ¿Por qué el 5 y no el 10%? ¿Cuánto la próxima vez? ¿Por qué otros varios grandes países de la eurozona con problemas macro similares estan estudiando mas reposadamente lo que harán? ¿Teníamos que dar ej. por ser país periférico o por tener la Presidencia de turno? ¿Había que demostrar que no estamos demasiado lejos de Grecia? Esto parece casi la guerra, y lo difícil no es empezarla.
-Olvidémonos los que nos consideramos socialdemócratas de ganar elecciones en mucho tiempo y en conservar gobierno/s, que el poder ya sabemos que está en otros lugares.
-A quien no lo haya leído, «oso» recomendarle el art. de nuestro ex Ministro M. Boyer sobre estos asuntos en el País de hace unas 2 semanas.

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Jose
07.06.2010 a las 18:24 Enlace Permanente

Sr Sevilla, no se puede despachar la nefasta política económica de Zapatero en un » Pero ahora, ¿qué más da eso?». El precio que ahora pagamos es el mayor recorte social de la democracia, y creo que máximo responsable de ello no puede irse de rositas como si nada.

Gracias.

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