Me gustaría conocer la opinión de los candidatos a la Presidencia del Gobierno sobre el empeoramiento en las perspectivas de la economía española experimentado en las últimas semanas. Y sobre cómo puede afectar a sus planes para crear empleo y reducir el déficit público hasta la cifra del 4,4% del PIB comprometida ante Bruselas para 2012.
A falta de los datos definitivos del INE, la convicción de que nos hemos instalado, en España, en un estancamiento económico en el segundo semestre de este año viene reforzada por el adelanto que proporciona el Banco de España, así como algunos analistas privados, como el BBVA, que incluso prevé un ligero decrecimiento en el cuarto trimestre de este año, sin descartar “el riesgo de entrar en recesión”, otra vez, a comienzos del año próximo. Así están las cosas: viviendo toda Europa un importante bache, que puede acabar en nueva recaída nacional.
Cualquiera que analizara el reciente “Consenso Económico” elaborado trimestralmente por PwC (www.pwc.es) a partir de más de cien respuestas de expertos y empresarios, encontraría elementos suficientes para anticipar esta situación. En apenas tres meses, el clima reflejado en dicho documento se ha deslizado hacia peor, en casi todas las respuestas relativas al momento actual y a las perspectivas. Así, casi el 57% responden que el tercer trimestre de este año ha sido peor que el segundo y que seguirá mal hasta diciembre, mientras una mayoría (64%) sitúa el crecimiento del año que viene por debajo del 1% y muy pocos (2,75%) por encima de 1,5%, reduciendo en varios puntos porcentuales, las cifras mencionadas en la anterior encuesta.
Otro dato significativo del mencionado Consenso Económico es la respuesta a la pregunta de “¿Por qué su empresa no produce más de lo que actualmente produce?” contestada en un 92% de empresarios y directivos del panel por una causa evidente: falta demanda. Es decir, vivimos una situación keynesiana en la que hay capacidad productiva instalada suficiente, sobran trabajadores cualificados disponibles y para crecer, sólo es preciso que exista una demanda efectiva suficiente. Y las perspectivas sobre la evolución de la economía en lo que resta de año y el próximo se ennegrecen porque no hay margen creíble para el crecimiento de dicha demanda efectiva. Las familias, se piensa en un 94%, mantendrán o disminuirán su demanda en los meses venideros por tres explicaciones que nos proporciona otros elementos de información: el aumento del paro asociado a las restricciones en el déficit de las administraciones territoriales (unos 10.000 millones de euros este año), el incremento en las desigualdades sociales experimentado durante la crisis, con salarios reales evolucionando a la baja y la disminución en las concesiones de crédito bancario a los hogares, que llevan todo el año en tasas negativas.
Esas tristes perspectivas sobre la evolución de la economía real se refuerzan cuando las complementamos con la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento europeo realizadas por la Comisión, las intensas incertidumbres asociadas a los riesgos sobre la deuda soberana de los países periféricos del euro, extendidas ahora a Italia, cuando apenas se empieza a despejar el panorama en Grecia y la ampliación, un año más, de las políticas europeas de recorte simultáneo de los déficits públicos.
A pesar de que en 2010 el volumen de deuda externa bruta de España todavía se situó en el 163% del PIB, se redujo, a diferencia de lo ocurrido con otros países de su entorno, con un mayor proceso de desapalancamiento externo de las entidades financieras. Eso, más las reformas puestas en marcha por el Gobierno a partir del mes de mayo explica, probablemente, que hayamos evitado una intervención por parte de la troika (FMI, BCE, Comisión Europea), incluso en su reciente versión italiana. Tal reconocimiento debe, sin duda, figurar en el activo del Gobierno saliente.
Por su parte, el Gobierno entrante tras las elecciones se verá obligado a aprobar un Decreto Ley de Medidas Presupuestarias Urgentes que permita alcanzar en 2012 los objetivos de déficit que esperan los mercados en línea con los compromisos comunitarios. Eso significará adoptar medidas para reducir el déficit sobre el cierre previsible para este año, en unos 30.000 millones de euros adicionales, entre todas las administraciones.
Es imposible que tal hecho no impacte, al menos a corto plazo, de forma negativa en la actividad económica del país, precipitando el ya descontado estancamiento en una más que probable recesión en los primeros trimestres del año. Todo ello con independencia de que puedan ponerse en marcha otro conjunto de reformas que acaben por repercutir, en años sucesivos, de forma positiva, sobre nuestro marco potencial de crecimiento.
A golpe de recortes desordenados y de crédito atascado por cemento, un 2012 económicamente peor que el 2011 sería, pues, la hipótesis más probable hoy. Estaríamos ante lo que podríamos definir como todo lo contrario de los brotes verdes. Una situación en la que puede entrar en funcionamiento, como en Grecia, el círculo explosivo del déficit público: recortar el gasto genera un menor crecimiento económico, que reduce los ingresos presupuestarios, lo que dificulta cumplir con la rebaja prevista del déficit, por lo que hace falta mayores recortes del gasto y vuelta a empezar.
Una realidad que no se modificará por un cambio de Gobierno, aunque sí podría hacerlo por un cambio en la forma de hacer política en nuestro país, pasando de la confrontación sistemática entre partidos políticos y un reproche mutuo sobre culpas, a una estrategia de Pactos de Estado en las materias relacionadas con la consolidación presupuestaria, la crisis económica y la salida de la misma, asuntos donde hace falta mucho más que mayorías parlamentarias que no han faltado al actual Gobierno.
Determinar que es lo urgente, que lo importante y que lo accesorio, en momentos excepcionales como los que vivimos, será fundamental para el éxito en la gestión del Gobierno que salga de las urnas. Y, visto lo visto durante la campaña y en el debate televisivo, confiemos que cualquiera de los dos más probables, resulte mejor Presidente que candidato. Porque sino…
14.11.2011 a las 20:11 Enlace Permanente
Me parece muy interesante.Suscribo totalmente todo el contenido del articulo.Seria bueno difundirlo en mas medios.
17.11.2011 a las 03:49 Enlace Permanente
Hola Jordi, creo que es muy acertado lo que dices, desde un punto de vista técnico mucho más. Pero, permíteme, que a pesar de los tecnicismo en los que hoy se maneja la economía, para la gente de a pie las cosas son mucho más sencillas. En realidad los mercados no han cambiado desde hace siglos, aún así, lo que menos ha cambiado es la capacidad de gestionar que unos u otros tenemos. Bajo mi punto de vista, la cosa es mucho más sencilla de lo que se nos pinta, España tiene poco margen para generar más ingresos, pero un margen enorme para reducir gastos. Como buen conocedor de la economía sabrás que cuando los números no salen solo nos quedan esas dos opciones: incrementar ingresos o reducir gastos. Sé que es dificil meter mano a tanto dispendio, pero un país tan pequeño como el nuestro no puede permitirse 18 macrogobiernos, que, además actúan como nuevos ricos y se permiten lujos asiaticos. Ahí está la clave y alguien tendrá que poner los pies en el suelo y dejarse de demagogias y tecnicismos que no hacen más que despistar al ciudadano vendiéndole la moto de lo difícil que es gestionar la economía.
Todos mis respetos por tu coherencia y tu capacidad de aguante en la etapa de ministro, pero entiendo que los políticos os dejais engullir por la erótica del poder y terminais viviendo en un mundo de fantasía que nada tiene que ver con el real.
19.11.2011 a las 15:50 Enlace Permanente
Tengo muchas dudas sobre si ir a votar o no. Tengo muy claro a quién no debo votar porque es evidente su incompetencia , pero no tengo nada claro a quién votar porque no tengo nada claro que los otros sean sustancialmente mejores. Además tengo serias dudas de si votar sirve para algo teniendo en cuenta que la política económica la marcan unos individuos a quienes ni siquiera conocemos que manejan el dinero de los fondos de pensiones y bancos de gran dimensión, y a cuyas órdenes están la impresentable Merkel, que no oculta su desprecio hacia los ciudadanos del sur de Europa porque eso vende mucho en su pais.Quizá votar al menos malo no empeorará la situación, pero además es pronunciarse entre dos grupos de gente que n o dicen la verdad, unos porque ocultan lo que piensan para no perder votos, otros los de su partido que mienten descaradamente y nos toman por ……… No les pregunte nada, no se lo van a decir y si le dicen algo no se lo crea que no dirán lo que piensan sino lo que les interese decir.