2011
Cómo rebajar la prima de riesgo. (Publicado en Mercados de El Mundo)
A estas alturas, ya sabe todo el mundo que la prima de riesgo es lo que unos países deben pagar de más, respecto a otros, por la financiación exterior de su deuda soberana. Es, por tanto, un indicador de la percepción que los mercados internacionales tienen respecto a los riesgos adicionales que asumen al prestarle dinero a naciones cuya situación introduce dudas adicionales sobre que puedan devolverlo en plazo y forma. En la zona euro, se mide por el diferencial de tipos de interés que se debe pagar en el bono a diez años respecto a lo que paga Alemania, considerada el ancla del sistema. Para España, lo normal sería tenerlo situado entorno a 50 puntos básicos (0,50%) y razonable, mantenerlo por debajo de 100 aunque hemos superado los 300 en plena tormenta monetaria y ahora superamos un poco los 200 pb. Cuando la prima de riesgo alcanza niveles excesivos y no se puede acceder a financiación privada a ningún precio pagadero, entonces los países están preparados para ser intervenidos como ha ocurrido con Grecia, Irlanda y Portugal.
El tener que pagar mucho más por un dinero que necesitamos para financiar el consumo, inversión o para refinanciar las deudas contraídas con anterioridad, significa que una parte adicional de nuestro esfuerzo y de la riqueza nacional fluye hacia los bancos prestamistas en forma de mayores tipos de interés porque no se fían de nosotros igual que lo hacen de los alemanes. Hacer algo para rebajar esa prima de riesgo es, pues, fundamental y dado que lo más obvio, que la financiación de los países del euro no se haga por separado sino toda junta e indiscriminada mediante eurobonos, como en USA, no es posible hoy, tendremos que mirar en el ámbito nacional para ver qué podemos hacer para alejar riesgos de rescate rebajando la prima de riesgo y que la financiación exterior del país salga más barata para todos.
Con la experiencia que ya tenemos sobre lo ocurrido en otros países del euro que han acabado intervenidos porque sus primas de riesgo se dispararon al alza, podemos proponer tres cosas que deberíamos hacer en España.
La primera, consensuar un Programa Nacional de Recuperación Económica entre todas las fuerzas parlamentarias y sociales que permita asegurar a los financiadores externos que, ocurra lo que ocurra en las distintas elecciones, los gobiernos que surjan de las mismas seguirán comprometidos con las medidas que garantizan la devolución de los préstamos. No hacerlo así, anteponiendo los intereses partidistas sobre los nacionales, es lo que ha llevado a Portugal a ser intervenido.
Junto a medidas a corto plazo, este Programa debe consensuar otras de impulso a nuestro crecimiento potencial en forma de innovación, lucha contra el fracaso escolar, agilización de la justicia, mejorar la equidad impositiva etc. Asuntos para los que resulta necesario el concurso de las CC.AA junto al Gobierno central, así como de las Universidades, sindicatos y empresas.
Un acuerdo de este tipo, por otra parte, generaría un clima de menor crispación y enfrentamiento que también ayudaría a reforzar la confianza en nuestro país. De hecho, si pensamos en los diez o quince principales problemas que como ciudadanos tenemos hoy en España, ninguno se resuelve mejor desde la confrontación sino más bien, desde la negociación y el acuerdo entre instituciones, intereses y visiones distintas. Por otro lado, pactar, devolvería a la política el principio de utilidad para resolver problemas de los ciudadanos que tanto se está reclamando en los distintos movimientos de estos días.More…La segunda cosa que podríamos hacer es suavizar la actual política de ajuste, para permitir una recuperación económica más vigorosa de la prevista. La mejor manera de devolver los préstamos y reducir la deuda es creciendo, creando empleo y riqueza. Y como empieza a evidenciarse en Grecia, si se aplican con esmero políticas recesivas, lo que se consigue es una recesión y no una recuperación capaz de reducir el endeudamiento. No es casual el hecho de que los países del euro con mayores primas de riesgo o intervenidos, sean aquellos que presentan menores perspectivas de recuperación, en un mundo que ya está saliendo de la crisis con tasas de crecimiento del PIB que se sitúan en más del 6% anual para los países emergentes y en cerca del 3% en las economías avanzadas, a comparar con nuestro magro 0,8% interanual. Cambiar, requiere abandonar los recortes presupuestarios lineales y sustituirlos por profundas reformas en la gestión pública que introduzcan objetivos, eficacia y evaluación de resultados.
Lo tercero que debemos/podemos hacer es resolver los problemas allí donde están y no donde es más fácil. Decir, como se empieza a hacer, que sin la situación de crisis en el sector de la construcción, ya estaríamos creciendo, es como decir que sin los cinco millones de parados el déficit público sería la mitad: algo tan exacto, como inútil. Si nuestro problema gravita en el entorno del sector de la construcción, abordémoslo con un Plan específico de reactivación que incluya conocer el stock existente y facilitar desde un Fondo de Garantías de Activos Inmobiliarios de Dudoso Cobro, las estrategias privadas, ya iniciadas, de crear “bancos malos”, con la contrapartida de incrementar la concesión de créditos, sin lo que no podremos crear empleo. Recuerdo que todos los paquetes de ayuda al sistema financiero se aprobaron en el Parlamento con el argumento de que facilitarían la reactivación del crédito y, lejos de eso, estamos empezando a asumir como normal que viviremos otro año más recortándolo al sector privado. De no hacer nada distinto, sin rebajas en las cotizaciones sociales ni otras medidas equivalentes a la necesaria devaluación interna salvo los recortes salariales, viviremos una reactivación lánguida, dependiente del tirón de los socios vía exportaciones y turismo.
Todas estas medidas, que acelerarían nuestra capacidad de crear empleo, exigen reformas estructurales y, sobre todo, profundos cambios en los comportamientos partidistas. Pero rebajarían la prima de riesgo, a diferencia de las medidas actuales, de manera compatible con mejorar las grises perspectivas actuales de los ciudadanos.
20.07.2011 a las 17:56 Enlace Permanente
Si de algo creo que el Sr Sevilla debe estar orgulloso es de su clarividencia.
Esto no se resuelve desde la disciplina de partido, sino desde el sentido de estado.
Y en este país nuestro, sin ser Alemania o Francia, y a pesar de nuestro Indivualismo quasi-enfermizo, tambien sabemos trabajar y mucho.
NO debemos exigir a nuestros políticos que sean heroes de leyenda, se trata de pedirles que nos guien. Y QUE MANDEN, que para eso los votamos.
gracias, Señor Sevilla.