Sí, mucho por hacer (Publicado en Mercados de El Mundo)

Escrito a las 10:47 am

Tiene razón el PP cuando elige como eslogan de su nueva campaña publicitaria la idea de que queda mucho por hacer. Demasiado, incluso, teniendo en cuenta las necesidades existentes y todo lo que se ha ido posponiendo de esta legislatura que acabará siendo corta, a pesar de la mayoría absoluta, con un primer años empleado en evitar inútilmente el rescate financiero y este último, dedicado a las múltiples elecciones previstas (autonómicas, municipales, catalanas, generales).

                Lo primero que quedará por hacer en la próxima legislatura será formar un gobierno estable. Cosa que, a fecha de hoy, con todas las encuestas alineadas en la misma dirección, está lejos de parecer sencillo. Una mayoría absoluta parece descartable y el terremoto electoral que está haciendo saltar por los aires el bipartidismo se reflejará en un Parlamento donde cualquier alianza estará lejos de ser evidente. Restablecer la confianza ciudadana en sus representantes parlamentarios, superando los episodios de corrupción y devolviendo a la política su capacidad para resolver problemas con eficacia y no solo para señalar culpables y empantanarlos, es la primera de las tareas que no se ha hecho en esta legislatura y queda, por tanto, por hacer. Solo a partir de ahí se podrá pensar en abordar la segunda de las grandes tareas pendientes de esta legislatura: una reforma constitucional que permita actualizar el discurso del 78, ofreciendo un nuevo marco de convivencia democrática a todos aquellos que vienen reclamándolo. Tras eso, habrá que abordar la tercera gran tarea pendiente como es la reforma institucional de la justicia y del conjunto de las administraciones.

                Ciñéndonos al ámbito de la economía, quedará pendiente casi todo lo importante, una vez despejado lo urgente en esta legislatura de la mano del Banco Central Europeo. La recuperación económica puede consolidarse con algo más de vigor del previsto gracias a la bajada del precio del petróleo pero los grandes interrogantes sobre su continuidad siguen pendientes: ¿cuáles van a ser los nuevos modelos de mejora de la competitividad y de la productividad de la economía española, ambas muy deterioradas? Todavía no sabemos si queremos competir por precio, siendo baratos, o por valor añadido. Pero ambas opciones configuran medidas muy diferentes de actuación, a nivel de empresa pero, también, de política económica. Por otro lado, si nuestro objetivo es mejorar nuestra renta per cápita, tendremos que definir un modelo de productividad diferente al actual basado en precariedad laboral. La innovación, incrementar el tamaño de las empresas y configurar mercados alternativos de financiación, son tres retos pendientes en esta materia.

                En un ámbito menos estratégico, y una vez corregido el diagnóstico inicial del Gobierno sobre la devaluación interna y las exportaciones como motor del crecimiento, queda pendiente saber cómo va a seguir creciendo el consumo interno de las familias, sin avances claros en su renta disponible (salarios, empleo rentable), ni en el acceso al crédito. Con una deuda privada que casi duplica el PIB, a la que debemos añadir la deuda pública, queda pendiente de encontrar la manera de proceder a su devolución (desapalancamiento), en un contexto de deflación, sin que ello acabe por hundir la demanda de consumo sobre la que se sostiene la recuperación.

                Cómo hacer frente a la creciente desigualdad social, desde los deteriorados instrumentos del Estado del Bienestar, es otra de las tareas que quedarán por hacer. Empezando por el mercado laboral donde habrá que superar las actuales tres restricciones: no se crea empleo suficiente, se crea empleo mayoritariamente precario y se mantiene a muchos trabajadores con sueldos que les sitúan por debajo del umbral de pobreza. Ninguna de las tres se resuelve solo con una nueva reforma laboral, sin afectar también a una profunda reforma de la oferta productiva sectorial y empresarial que, queda también pospuesto. A partir de una creación de empleo estable, con derechos y adecuadamente retribuido, queda por hacer la reforma de las principales políticas de gasto social, apenas si afectadas por simples recortes en esta legislatura: pasar de una sanidad de agudos a otra preventiva y de crónicos; reforzar un sistema público de pensiones que no se fundamente en ir deteriorando la cuantía de la pensión; hacer frente de forma eficaz a la pobreza y la marginación crecientes; hacer viable y digno un sistema de ayuda a las personas dependientes o reducir el fracaso escolar e incrementar la formación dual profesional. Una reforma fiscal como la propuesta por los expertos del Gobierno, que reduzca el peso de la tributación sobre la renta del trabajo a cambio de subirla en su gasto, en la riqueza acumulada (según Piketty) y en los recursos naturales escasos, así como la generalización de evaluaciones de las políticas públicas son cosas importantes que también quedan pospuestas.

                Reducir el poder económico de los oligopolios, incrementando la competencia y reforzando el interés general en la conducción de los sectores regulados por el estado, es algo para la próxima legislatura, junto a una redefinición del modelo de financiación autonómico acorde con la reforma constitucional pendiente o un nuevo sistema energético estable, con un nuevo reparto de costes entre tarifa y presupuestos generales, que nos permita un abastecimiento más barato, compatible con los compromisos de reducción de emisiones. Sin eso, todos los llamamientos sobre la necesidad de reindustrializar España, quedaran en nada.

                Parece entendible, pues, la mencionada campaña publicitaria del PP. Queda mucho por hacer. Pero no creo que se trate de una acción desinteresada o informativa. Antes bien, la idea es: hemos hecho mucho, sigue votándonos porque nos queda mucho por hacer. Ahí, entonces, es donde el PP puede chocar con lo que los expertos llaman “sesgos cognitivos en la toma de decisiones” según los cuales, la gente tiende a buscar culpables, cuando las cosas van mal, con mucha más intensidad, que a atribuir gratitud cuando van menos mal. Por eso, funcionan mejor las campañas negativas del tipo “la culpa es de fulanito”, que aquellas que señalan supuestos éxitos cuyos responsables tiende a considerarse que están mucho más repartidos. Ya se sabe, la diferencia entre causalidad y casualidad. Veremos.

Dejar un Comentario

Los comentarios en esta página están moderados, no aparecerán inmediatamente en la página al ser enviados. Evita, por favor, las descalificaciones personales, los comentarios maleducados, los ataques directos o ridiculizaciones personales, o los calificativos insultantes de cualquier tipo, sean dirigidos al autor de la página o a cualquier otro comentarista. Estás en tu perfecto derecho de comentar anónimamente, pero por favor, no utilices el anonimato para decirles a las personas cosas que no les dirías en caso de tenerlas delante. Intenta mantener un ambiente agradable en el que las personas puedan comentar sin temor a sentirse insultados o descalificados. No comentes de manera repetitiva sobre un mismo tema, y mucho menos con varias identidades (astroturfing) o suplantando a otros comentaristas. Los comentarios que incumplan esas normas básicas serán eliminados.

XHTML: Puedes usar las siguientes etiquetas: A ABBR ACRONYM B BLOCKQUOTE CITE CODE DEL EM I Q STRIKE STRONG IMG

Logotipo de Blogestudio