El presupuesto, revisitado, no mejora. (Publicado en Mercados de El Mundo)

Escrito a las 12:10 pm

Ahora que el Fondo Monetario ha vuelto a poner de moda el keynesianismo como fuente convencional de sabiduría económica, hay que analizar el impacto económico de los Presupuestos bajo una nueva luz. Cuando los presentó, el ministro Montoro habló de ellos como la palanca que convertiría a 2013 en el último año de la crisis. Pero lo hizo pensando, no en los multiplicadores del gasto o en el efecto expulsión, sino en que el cumplimiento del déficit público permitiría recuperar credibilidad ante las fuentes internacionales de financiación que, así, volverían a abrir los mercados de capitales a nuestra deuda pública y privada.  Tres meses después, conviene revisitar aquellos Presupuestos por hasta cuatro justificaciones: la mencionada deriva del FMI que cuestiona, con datos, el austericidio; el hecho de que la cifra de déficit ha ido perdiendo fuerza (excepto en la estricta pugna de poder que mantiene el Gobierno Central con los gobiernos autonómicos), conforme se han ido acumulando incumplimientos, ampliaciones y dilaciones; la aprobación definitiva de las cuentas por el Parlamento seguida de su entrada en vigor y porque ha salido el Informe que cada año realiza el Gabinete de estudios del sindicato CC.OO, con Miguel Ángel García a la cabeza, que se ha convertido, para mí, en imprescindible.

                Como las cifras globales son conocidas, podemos dedicarnos al análisis parcial.

  1. En recesión, cumplir los objetivos de déficit es muy difícil para cualquier gobierno, las desviaciones son imprevistas y el principal riesgo proviene de los ingresos y no tanto de los gastos. Está asumido que en 2012, ya con este Gobierno, también ha habido una importante desviación al alza sobre el objetivo previsto de déficit que obliga a efectuar ejercicios de despiste tras la rotunda descalificación que se hizo al anterior Gobierno cuando ocurrió lo mismo en 2011: despiste, sobre la cifra realmente comprometida (en presupuestos fue del 5,3% del PIB, aunque luego Bruselas lo amplió al 6,3%); sobre lo que se incluye o no (¿por qué no el coste proporcional del rescate bancario, ahora que ya sabemos que su asunción por Bruselas no tendrá efectos retroactivos?); sobre si es déficit estructural etc.

Con esos antecedentes, es fácil concluir que tampoco este año, donde habrá una recesión prevista en presupuestos del -0,5% que todos los analistas elevan hasta el -1,5%, se conseguirá recortar el déficit en los casi tres puntos adicionales necesarios para alcanzar el objetivo fijado (-4,5% del PIB). Y mejor que así sea para evitar una contracción adicional. La diferencia es que ahora, el incumplimiento, importará menos, porque la Unión Europea ya  ha anunciado que va a flexibilizar los plazos de cumplimiento del programa de déficits excesivos. Es decir, no tanto por una decisión de los mercados (la prima de riesgo, pese a mejorar estas semanas, está tardando un año en volver a los niveles de 2011), sino por una decisión política de Bruselas que el gobierno debería compartir con las CC.AA.

  1. Una parte sustancial de la reducción del déficit público conseguida el pasado año, se hizo, como se tiene previsto en este: cambiando déficit, por deuda. Es decir, se reduce contablemente el déficit (los impagos con proveedores, por ejemplo), no porque mejoran ingresos o se reducen gastos, sino porque se transforma en deuda, en una típica operación de “patada a seguir”. La rapidez con la que está creciendo la deuda pública en España, apuntando con llegar al 100% del PIB por primera vez en nuestra historia a finales del año próximo, sólo se explica por una opción centrada en la magnitud déficit de tal manera que a nuestro problema con el endeudamiento privada se está añadiendo el endeudamiento público cuando partíamos de niveles reducidos de deuda correspondientes a los años de superávit presupuestario (2005-2007).
  2. Este hecho explica el descomunal crecimiento que ha experimentado el capítulo tres de los presupuestos, los gastos financieros: un 40% nominal más, situándose muy cerca del 4% del PIB. Podemos decir con rotundidad que todos los ahorros conseguidos, con tanto esfuerzo, a base de recortes de derechos sociales, se nos van en el pago imparable de la deuda pública. Y esto es así, por dos razones: porque aumenta mucho en volumen y porque, a pesar de todo, su tipo de interés medio efectivo es demasiado elevado (5,3% según CC.OO). En nuestro caso, un rescate total que rebajara el coste de financiación de la deuda, tendría un efecto expansivo, al permitir suavizar otros recortes del gasto público directo.
  3. El impacto que la crisis ha tenido en los Presupuestos españoles se puede resumir de la siguiente manera: una caída de ingresos públicos entre 2007 y 2013 de seis puntos porcentuales de PIB y una evolución dispar del gasto con una fase expansiva 2007-2009 donde creció siete puntos y otra, entre 2009-2013 con una caída estimada de cinco puntos de PIB.  Los empleados públicos han perdido un 20% de poder adquisitivo, a la vez que se ha reducido el empleo público global. El incremento en gastos financieros ha comprimido tanto el gasto consolidado dedicado al resto de políticas que estas se recortan de manera significativa, incluyendo aquellas que no deberían caer (I+D…).

En 2013, se pretende situarnos muy cerca del equilibrio presupuestario si descontamos el pago de intereses, el famoso déficit estructural cero, aunque sea a costa, según el nuevo multiplicador calculado por el FMI, de agravar la recesión y el paro.

  1. Sobre los ingresos consolidados, las cotizaciones sociales se configuran, ya, como la primera partida, representado casi el 40% del total (mucho más que lo recaudado por los otros impuestos) y un peso equivalente al 13% del PIB. Que un país con seis millones de parados, centre su recaudación tributaria en impuestos que se cobran a quien trabaja y por trabajar (si añadimos IRPF, los ingresos del factor trabajo superan la mitad del total consolidado) es una distorsión muy fuerte que deberíamos empeñarnos en corregir para mejorar en equidad social y en competitividad económica.

Definitivamente, el transcurrir del tiempo no ha mejorado los Presupuestos. Aunque, la verdad, cada vez, importa menos.

Un comentario

001
Óscar Pardo
19.01.2013 a las 14:30 Enlace Permanente

Compañero, felicidades por tu blog, por el que es un placer pasar, sobre todo por lo que se aprende.
Para un lego en economía como yo, es todo un lujo.
Un saludo cordial.

Dejar un Comentario

Los comentarios en esta página están moderados, no aparecerán inmediatamente en la página al ser enviados. Evita, por favor, las descalificaciones personales, los comentarios maleducados, los ataques directos o ridiculizaciones personales, o los calificativos insultantes de cualquier tipo, sean dirigidos al autor de la página o a cualquier otro comentarista. Estás en tu perfecto derecho de comentar anónimamente, pero por favor, no utilices el anonimato para decirles a las personas cosas que no les dirías en caso de tenerlas delante. Intenta mantener un ambiente agradable en el que las personas puedan comentar sin temor a sentirse insultados o descalificados. No comentes de manera repetitiva sobre un mismo tema, y mucho menos con varias identidades (astroturfing) o suplantando a otros comentaristas. Los comentarios que incumplan esas normas básicas serán eliminados.

XHTML: Puedes usar las siguientes etiquetas: A ABBR ACRONYM B BLOCKQUOTE CITE CODE DEL EM I Q STRIKE STRONG IMG

Logotipo de Blogestudio